El pésimo Plan de Empleo Joven de Larreta y Lousteau discrimina por género, barrio y clase social

El jefe de Gobierno introdujo un plan socialista para combatir el alto desempleo joven, influido por el ex ministro de Economía de Cristina Kirchner.

Si bien Horacio Rodríguez Larreta aun no ha blanqueado que será el candidato de su espacio, y que eso lo decidirán el próximo año, hace tiempo se está probando el traje, y parece no estar dispuesto a que nadie interfiera en sus planes.

Un día después de abrir un encuentro “liberal” con un discurso (un tanto contradictorio con la línea del evento) en que habló de “fortalecer el rol del Estado”, presentó un Plan de Empleo Joven con Martín Lousteau, el infame ex Ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner e ideólogo, entre otras cosas, de la Resolución 125/2008.

Como eje de discurso plantean que el objetivo es que 10.000 jóvenes accedan a su primer trabajo, focalizado en la población de entre 18 y 24 años. De acuerdo con el Observatorio de Empleo, dependiente de la Subsecretaría de Trabajo, Industria y Comercio de este Ministerio y de la Encuesta Anual de Hogares realizada en el 2020, en la Ciudad de Buenos Aires, el 28% de los jóvenes se encontraba desempleado, y la cifra asciende al 34% si se consideran los barrios populares.

Según la normativa vigente, los incentivos económicos para los jóvenes dependerán del sexo y la zona de residencia: mientras una mujer residente en una comuna de Zona Sur o de barrios populares podrá acceder durante los primeros seis meses a $38.940 (los cuales se reducen a la mitad durante los restantes meses), un hombre de la misma zona percibirá un beneficio estatal de $7.000 menos, $31.152, ambos por jornada completa, y las cifras bajan a la mitad cuando se trata de residentes de la Zona Norte ($19.470 las mujeres y $15.576 los hombres).

En tanto, el empleador deberá abonar al trabajador la diferencia de la remuneración convenida entre las partes (que no podrá ser inferior al salario mínimo o la que la normativa laboral establezca según el convenio colectivo vigente), realizar aportes y contribuciones a la seguridad social, sobre 100% del salario y cumplir con la normativa laboral vigente.

El plan de Larreta y Lousteau, aunque lo vendan como un deseo personal para mejorar las condiciones de los jóvenes, será costeado a través de los impuestos y tasas que pagamos los habitantes de la CABA, pero ambos utilizarán de manera demagógica para llevar adelante sus campañas electorales de cara a las elecciones de 2023, para las que planean presentarse como candidatos a presidente y jefe de Gobierno, respectivamente.

Sin embargo, este tipo de intervenciones estatales solo generan distorsiones en los mercados, en este caso el mercado de trabajo, ya que como se reglamentó, los subsidios no dependerán de las calificaciones y habilidades de los trabajadores, sino de cuestiones de genero y zona de residencia: primer gran error. Esto además se suma a las alteraciones generadas por los impuestos al trabajo y las cargas sociales.

Si bien la modificación de los mencionados costos laborales no son materia legislativa de la Ciudad, si existen opciones que pueden reducir las distorsiones del mercado formal de trabajo, pero eso va en contra del “fortalecimiento del Estado” que propugna Larreta, ya que implicaría una reducción de impuestos sobre los que si tiene potestad como Ingresos Brutos, o la quita de regulaciones para reducir costos, debido a que esto reduciría su margen de “gastar” en servicios al mejor estilo nórdico, sólo por citar uno, sus famosas bicisendas.

Para mejorar las condiciones laborales, en este caso de los jóvenes, es necesario una reforma laboral a nivel nacional, con una reducción de los costos impositivos y burocráticos a nivel local, dando la posibilidad al potencial empleador a contratar a aquel que considere más adecuado para el puesto a cubrir, y no a aquel por el que más le paguen.

Además, es necesario remarcar que la clave del trabajo está en la educación: los jóvenes de hoy son nuestros adultos de mañana, y el descenso de la calidad educativa de los últimos años de acuerdo con las pruebas internacionales como la PISA, dan muestra que la productividad del país se encuentra en franca decadencia (sin considerar, también, la escasa preparación para el mundo laboral actual).

Hace falta mucha voluntad para realmente solucionar el problema que cada vez preocupa más al país. El resto son vacías promesas electorales.

Publicada el 15/5/22 en La Derecha Diario

El Gobierno sale desesperadamente a captar dólares

Los ruidos políticos y la incertidumbre económica actúan como condicionantes para poder ensayar una sostenida recuperación.

04 May 2022

Mientras el mercado sigue sintiendo los efectos del riesgo político argentino, el dólar “blue” volvió esta semana a tomar impulso y por detrás lo hacen las cotizaciones financieras. Los crecientes ruidos políticos y la incertidumbre económica actúan como condicionantes de corto plazo para poder ensayar una sostenida recuperación en las castigadas valuaciones de los activos nacionales. El catalizador para esa dinámica serían las elecciones presidenciales del año próximo año; de ahí que los operadores se encuentren altamente concentrados en las cotidianas disputas de poder que se están anticipadamente abriendo en las principales fuerzas políticas, ante sus implicancias en el mapa electoral, afirma el economista Gustavo Ber.

Desde el frente cambiario en la plaza mayorista, la atención sigue focalizada en el ritmo de compras de divisas del Banco Central, la cual se considera crucial que se acelere en lo resta del segundo trimestre, ya que posteriormente la oferta del campo se vería reducida. Luego del reacomodamiento de las últimas ruedas, los dólares financieros vuelven a intercalar un respiro más allá del mayor consenso entre los operadores de que el “piso” podría haber quedado atrás, y de ahora en más la elevada nominalidad de la economía quedaría al mando de la evolución de esas referencias, aún cuando pudieran seguir corriendo por detrás, señala el analista del mercado.

Al Banco Central se le presenta un enorme desafío en los próximos meses con su afán de acumular más  Reservas Internacionales Netas (RIN). El stock de divisas atesoradas por la autoridad monetaria habría cerrado abril en U$S 4.200 millones (U$S 1.875 millones más en el año) y la próxima meta es alcanzar los U$S 6.425 millones a fines de junio. En esta orientación, la entidad que preside Miguel Pesce debería comprar unos U$S 1.500 millones netos en el mercado de cambios (MULC) entre este mes y junio para cumplir la meta de acumulación de reservas del segundo trimestre, observa el Centro de Análisis Económico Equilibra. Si bien este monto equivale al 70% de lo que logró comprar en mayo-junio de 2021, en lo que va del año viene comprando menos de un 5% de lo que compró en igual período de 2021, puntualiza.

A pesar de las liquidaciones récord de agrodivisas, el Central compra reservas a cuentagotas: en el primer cuatrimestre el agro liquidó U$S 11.098 millones (+13,8% vs. 2021) y el BCRA sólo pudo comprar U$S 113 millones en el MULC, cuando en los primeros cuatro meses de 2021 compró U$S 3.036 millones.

Entre los principales factores que están dificultando la intervención compradora del Central en el mercado de cambios, Equilibra destaca tres:

1- El encarecimiento de las importaciones energéticas tras desatarse la guerra en Ucrania.

2- El mayor drenaje de divisas por gastos de turismo en el exterior.

3- La necesidad de incrementar las importaciones en valor (por suba de precios internacionales y costos de fletes) para mantener el nivel de actividad económica de fines de 2021.

Cumplir con la meta de acumulación de RIN implicaría un crecimiento nulo en el promedio del año, mientras que, si la meta se flexibiliza, por ejemplo, en U$S  2.000 millones, la economía podría crecer 1%, expresa Equilibra. De allí la preocupación del Gobierno nacional para reconstituir el nivel de reservas y no caer en nuevos incumplimientos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

Recientemente, el director del organismo, Ilan Goldfajn, enfatizó que los objetivos del programa acordado con la Argentina (entre ellos la acumulación de reservas netas) no serán modificados a pesar del nuevo escenario externo, y que la misión del FMI es ayudar a las autoridades argentinas a priorizar las medidas para cumplir las metas. Una pelea capital en el peronismo

De no mediar un shock que cambie bruscamente el escenario externo, vemos tres desenlaces posibles en torno al cumplimiento de la meta de reservas internaciones netas este año: 1) un waiver que le permita al Central acumular menos reservas netas y a la economía crecer modestamente; 2) un freno a las importaciones, que induciría en faltantes -en particular de insumos- que derivarían en una mayor inflación y menor actividad; 3) una devaluación que reduzca las importaciones y el nivel de actividad”, advierte el centro de estudios económicos.

“Además del problema con las importaciones, no debemos olvidar el acuerdo con el FMI, que obliga al gobierno a plantear un escenario donde la devaluación debe seguir a la inflación», señala por su parte Eliana Scialabba, directora ejecutiva del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI (CEEAXXI). 

«El BCRA ya lo viene haciendo de hecho. Por ejemplo, en marzo el Central devaluó al 48% anual, en abril lo viene haciendo al 53% anual. Acá, más que a los ahorristas, hay que mirar a los importadores. En marzo las exportaciones crecieron al 28,5% interanual, pero cuando uno mira detenidamente, el aumento se debe todo al efecto suba de precios internacionales. En cambio, cuando uno observa las importaciones, que crecieron 33% interanual, encuentra un fuerte efecto en cantidades. El gobierno no tiene mucho más margen para controlar las importaciones, ya que podría detener el rebote económico, y ya hay autopartistas advirtiendo que si no les habitan divisas van a tener que frenar la producción y despedir personal”, detalla la experta.

«Independientemente de lo que pase con el tipo de cambio real, la depreciación tendría que acelerarse y no solo ahora, sino siempre acompañando la inflación. El problema es que tenemos una dinámica en el cambio de los precios relativos que se da con la aceleración de la depreciación. Esa dinámica favorecería a los generadores de divisas dando aire a la demanda importadora si el gobierno no impusiera tantas restricciones”, sostiene Scialabba.

Nota completa en La Gaceta

Economista anticipa aceleración del tipo de cambio

2 mayo, 2022

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Eliana Scialabba

La depreciación del peso y, por consiguiente, el alza del dólar (oficial) «tendría que acelerarse» por razones económicas centrales y no sólo por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que obliga al Gobierno a plantear un escenario en el que la devaluación debe seguir la inflación», anticipó Eliana Scialabba, directora Ejecutiva del Centro de Estudios Económicos Argentina XXI (CeeaXXI).

En diálogo con Comercio y Justicia, subrayó que el manejo del tipo de cambio por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) «tiene relación directa con el problema de las importaciones».

«El BCRA ya lo viene haciendo, de hecho», precisó. «Por ejemplo, en marzo devaluó a 48% anual, en abril lo viene haciendo a 53% anual. Acá, más que a los ahorristas, hay que mirar a los importadores. En marzo las exportaciones crecieron a 28,5% interanual pero cuando uno mira detenidamente, el aumento se debe todo al efecto suba de precios internacionales. En cambio, cuando uno observa las importaciones, que crecieron 33% interanual, encuentra un fuerte efecto en cantidades», dijo. 

«El Gobierno no tiene mucho más margen para controlar las importaciones porque podría detener el rebote económico, y ya hay autopartistas advirtiendo de que si no les habitan divisas van a tener que frenar la producción y despedir a personal”, reveló la economista.

«Independientemente de lo que pase con el tipo de cambio real, la depreciación tendría que acelerarse, no sólo ahora sino siempre acompañando la inflación. El problema es que tenemos una dinámica en el cambio de los precios relativos que se da con la aceleración de la depreciación. Esa dinámica favorecería a los generadores de divisas dando aire a la demanda importadora si el Gobierno no impusiera tantas restricciones”, explicó.

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